Como cristianos, debemos ser conscientes de la presencia de falsos maestros en nuestra comunidad de fe. Estos individuos pueden parecer atractivos y persuasivos, pero en realidad buscan llevarnos lejos de la verdad de Dios (Mateo 7:15-20). Como discípulos de Cristo, debemos ser vigilantes y diligentes en nuestra búsqueda de la verdad, volviendo a la Escritura como nuestra autoridad suprema.
En nuestra condición caída, nuestra carne tenderá a inclinarse hacia todas aquellas enseñanzas que suenan dulces a nuestros oídos; “tu mejor vida ahora” es lo que desean venderte.
Pero entonces ¿Cómo podemos identificar a los falsos maestros?
En primer lugar, debemos juzgar por su fruto, como Jesús enseñó, “Así que, por sus frutos los conoceréis.” (Mateo 7:20). Si un individuo no produce buenos frutos, es probable que no sea un maestro verdadero. Por lo general, los ministerios de estos maestros son muy prolíficos, pero no te dejes engañar por los números, cuando hablo de buenos frutos me refiero a frutos de arrepentimiento, recuerda la parábola del sembrador, solo las semillas caídas en buena tierra dió buenos frutos, pero si la semilla no es buena, no hay manera de obtener buenos frutos.
Otro factor importante en identificar a los falsos maestros es su descuido por la autoridad de la Scriptura (2 Timoteo 3:16-17). Si un individuo no respeta la palabra de Dios y no sigue sus enseñanzas, es probable que no sea un maestro verdadero. Un falso maestro es hábil en torcer las enseñanzas de las Escrituras, por eso, tienes constantemente aferrarse a ellas para evitar ser engañado
Como consecuencia de su separación de las escrituras, los falsos maestros optan por su enfoque en la experiencia personal o emocional en lugar de la verdad bíblica. Si un pastor no enseña la palabra de Dios y solo se enfoca en sus propias experiencias, es más que seguro que no sea un maestro verdadero (Mateo 15:8-9).
Otro punto importante es el rechazo a la doctrina de la salvación a través de la fe en Cristo. Si un pastor no enseña la palabra de Dios y no cree en la salvación a través de la fe en Cristo, este es un falso maestro (Gálatas 5:4).
Por último, debemos buscar la falta de responsabilidad o transparencia en sus enseñanzas o prácticas. Si un pastor no es honesto en su enseñanza ni en sus prácticas, es un engañador, por lo tanto es un falso (Mateo 5:16).
Como cristianos, debemos ser firmes en nuestro trato con los falsos maestros. Debemos ser dispuestos a separarnos de aquellos que rechazan la verdad de la Scriptura y buscan llevar a otros por errores (2 Timoteo 3:6-15), es nuestra responsabilidad cuidar de nuestros hermanos en la fe, por lo tanto, debemos exponer a estos que desean que las almas se pierdan. ¡Que Dios nos otorgue sabiduría, discernimiento y valentía para cumplir con nuestra parte!
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