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Cristo, el cumplimiento del pacto abrahámico (2/3)

En el articulo anterior inicié explicando el origen del Pacto Abrahámico. En Ge 22:15-18 promete a Abraham varias cosas:

  1. Bendiciendo te bendeciré.
  2. Multiplicando multiplicaré tu simiente.
  3. Tu simiente poseerá las puertas de sus enemigos
  4. En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra.

Cada uno de estos puntos da para su propio articulo y no es el propósito de este estudio, sin embargo, la ultima parte de la promesa es las que nos lleva a continuar para intentar atar cabos desde Abraham hasta Cristo.

¿Cómo llegamos a este punto?

Este pacto o promesa, como dice Herman Bavinck, “está indisolublemente unido a la historia de la salvación efectuada en el tiempo, … este descansa sobre un fundamento eterno e inmutable, el consejo y pacto del Dios trino infaliblemente aplicado y ejecutado”1.

Ha de ser importante ver cómo se ubica esta promesa desde el principio.

a. La Simiente desde el Inicio

Adam y Eva, creados perfectos a imagen de Dios, fueron encomendados por Dios a múltiples tareas. Una de ellas era su obediencia, en no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn 5:17). Ellos fueron engañados por la serpiente y comieron, desobedecieron a Dios. Dios maldijo a la serpiente, y en medio de esa maldición promete que uno, la simiente de la mujer, herirá en la cabeza la simiente de la serpiente (Gn. 3:15).

Este texto ha generado debates durante generaciones en lo referente si este es un texto mesianico o no. Aunque no es el punto de este ensayo resolver tal desacuerdo, es interesante ver los puntos de vista,  por ejemplo, Juan Calvino en sus propias palabras dijo:

“Yo interpreto esto de forma simple, que habrá siempre una lucha hostil entre la raza humana y las serpientes, lo cual ahora es evidente; porque, por un sentimiento secreto de la naturaleza, el hombre las aborrece.” 2

Desde el otro lado, Seth Postell, en su ensayo sobre “La Simiente Prometida” después de un análisis detallado desde el punto de vista literario, morfosintáctico, y teológico llega a la siguiente conclusión:

“La interpretación no mesiánica de este verso es mucho más difícil de defender y adolece de un enfoque atomista en un verso completamente alienado de su contexto literario. Una vez que notamos la red de paralelos estratégicos y alusiones a Génesis 3:15 en Génesis 1-11, vemos que la serpiente se identifica como el padre de todos los males, su semilla como aquellos que son hostiles a los propósitos redentores de Dios, y la simiente de la mujer como línea divinamente elegida, cuya culminación es un rey de la tribu de Judá que vendrá en los últimos días”3

Yo concuerdo con este punto de vista.

b. Una maldición, una bendición.

La maldad en la raza humana ha aumentado a tal punto, que lo único que hay en el corazón del hombre es hacer lo malo (Gn. 6:5), Dios se arrepiente de haber creado al hombre y decreta limpiar la faz de la tierra (Gn. 6:7), sin embargo, Noé halló gracia delante de Sus ojos (Gn. 6:8). 

La forma en la que Dios ha de redimir a la raza humana es evidente en estas historias, por pura gracia, de la misma forma hizo con Adam y Eva, a quienes les dijo que de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal morirían, pero en vez de morir recibieron vestidos con pieles de animales (Gén 3:21), gracia en acción.

Noé es encomendado por Dios para construir un arca para él, su esposa, sus hijos y sus esposas, además de animales. Tiempo después, Dios ejecuta su juicio enviando un diluvio durante 40 días, todos los vivientes perecen, excepto los que están en el arca. Dios se reservó un remanente para Sí.

Después de que el diluvio termina y las aguas se retiran, lo primero que Noé hace al salir del arca es construir un altar y ofrecer un sacrificio a Dios. Este acto complace al Señor, quien ordena a Noé fructificar y multiplicarse, y promete no volver a destruir toda criatura viva mediante otro diluvio. Dios hace un pacto con Noé: “He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros” (Gn. 9:9), y como señal pone un arcoíris en el cielo para que sirva a todo ser viviente de recuerdo de ese pacto.

El alcance de este pacto llega hasta nuestros días, como dice William C. Warner: “Ya que todos somos sus descendientes (de Noé), las regulaciones de este pacto aplican a toda la humanidad”4

En la segunda parte del capítulo 9 (vv. 18-29) se narra cómo Noé se embriagó y estaba desnudo en su tienda. Cam (padre de Canaán) vio su desnudez y se lo contó a sus hermanos Sem y Jafet. Estos cubrieron a su padre sin verle desnudo. Cuando Noé despertó y supo lo sucedido, dijo: “Maldito sea Canaán; siervo de siervos será a sus hermanos. Dijo más: Bendito sea Jehová, el Dios de Sem, y séale Canaán siervo. Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem, y séale Canaán siervo” (Gn. 9:25-27).

Sem se convertirá en el padre de los semitas o descendientes de Sem, y Génesis 11:10-26 presenta a Abraham como un semita.

La Promesa de Dios a Abraham es sólo un peldaño más en el Pacto de Gracia iniciado con Adán y Eva, y en el Pacto con Noé al preservar un remanente para llevar a cabo su plan. Pero, ¿por qué es tan importante esta promesa a Abraham? Dios le promete una descendencia, una simiente (plural) numerosa -los israelitas, herederos físicos de la promesa- y una simiente (singular), uno por medio del cual serán benditas todas las familias de la tierra: Jesucristo (Ga. 3:16, 28-29).

Abraham recibe la doble promesa de una nación escogida que perpetuará el conocimiento de Dios, y del Mesías redentor que traerá salvación al mundo. La Promesa Abrahámica es un eslabón clave en la revelación progresiva del plan eterno de Dios para la humanidad

Abraham ha mostrado que la salvación de Dios es solo por fé (Pablo profundizará de ese punto en Romanos, y Efesios), él mostró su fé obedeciéndole. Se ha visto que solo fue suficiente desobedecer para condenar a toda la raza humana en todas las generaciones, he ahí la importancia que Dios da a la obediencia (1Sa. 15:22).

Hasta aqui por ahora, en el siguiente articulo espero terminar maravilloso estudio. Muchas gracias por seguirlo hasta este punto.


Fuentes

  1. Bavinck, Herman. “El Unigénito del Padre”. En Dogmática Reformada. Viladecavalls, España: Editorial Clie, 2023. ↩︎
  2. Calvin, John. Commentaries on the Book of Genesis. Vol. Volumen 1. (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1948). ↩︎
  3. Postell, Seth D. “Genesis 3:15. The Promised Seed”. En The Moody Handbook of Messianic Prophecy: Studies and Expositions of the Messiah in the Old Testament., 239–50. Chicago, IL: Moody Publishers, 2019. ↩︎
  4. Varner, William C. “Genesis 9:25-27. The Promise through Noah.” En The Moody Handbook of Messianic Prophecy: Studies and Expositions of the Messiah in the Old Testament., 251–58. (Chicago, IL: Moody Publishers, 2019) (Cita modificada) ↩︎

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